La II Republica significó para España la cristalización de una suma de anhelos, sueños y aspiraciones para un pueblo que veía en socialistas, comunistas y anarquistas, una salida a los profundos problemas que asolaban el país y una revolución pacifica a través de las urnas, que marcaría el fin de la monarquía. Estos hechos describen desde un punto de vista social, cultural y político, uno de los periodos más intensos de la Historia contemporánea de Canarias.
Aquel 14 de Abril la reacción de los canarios y canarias ante el cambio de sistema tras las elecciones celebradas no se hizo esperar, multitud de personas, salieron a las calles para manifestar su júbilo,-serán 7000 socialistas y republicanos en la capital Gran Canaria los que improvisarían un mitin mientras que a 2000 Km. de distancia, Miguel de Unamuno hablará en la casa del pueblo de Salamanca apelando a la dignidad intrínseca de los hombres y mujeres allí presentes: señores no, ciudadanos tampoco, hombres.. Sin duda alguna, la II Republica actuó en Canarias , en similitud con la realidad peninsular, como una ilusión de cambio en la sociedad y fue generadora de expectativas sociales que se plasmarán en el notable auge del movimiento obrero. La lucha de clases y los efectos paulatinos del crack económico mundial del 29 marcarán las pautas de una República, que si bien no amenazó la pervivencia del sistema social capitalista, sí cuestionó firmemente sus desigualdades y dificultó de manera apreciable, la acción de la clase dominante hasta entonces.
A día de hoy, enterrada ya la historia, se pueden hacer balances y valoraciones de todo tipo al hablar del sueño republicano, tanto positivas como negativas: hablamos de una sociedad polarizada y llevada al extremo ideológico, de agitación y confrontación social, de viejas demandas populares, -la tierra para el que la trabaje-, de reivindicación y defensa de derechos laborales y civiles, -jornadas laborales de 8 horas-, en ese agitado escenario se abordó la difícil tarea gubernativa de reformar la concepción de Estado y gobierno , modernizarlo y dar solución a una España compleja y traumática, fruto de la desigualdad social y el atraso histórico con respecto al resto de Europa.
Prueba de ese espíritu innovador y afán de justicia social, es la constitución de 1931, una constitución progresista , rebosante de modernidad, en la cual se unen concepciones de distintos movimientos de izquierda y se contemplan ya concepciones tan actuales como el estado de las autonomías, la descentralización del Estado, el reconocimiento de la identidad propia de los pueblos que integran España, la separación entre Iglesia y Estado, la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos independientemente de su clase o condición, la equidad de derechos entre hombres y mujeres, el voto femenino y el divorcio.
La II Republica fue la revolución de la cultura, La España en El Corazón de Pablo Neruda, impreso por los soldados en el frente, fue la Barraca itinerante de García Lorca, fue la modernidad de Salvador Dalí, fue en suma la apertura al exterior de la cultura española y el reconocimiento de la educación, elemental y universitaria, como herramienta del desarrollo social.
Juventudes Socialistas era ya una organización en ese momento y hoy día somos muchos los que mostramos nuestro orgullo al rememorar esa simiente de igualdad y justicia social, de cultura y modernidad plasmada en el texto constitucional y en aquellos que la encarnaron. Son estos, libertad paz y justicia, principios universales que forman parte irrenunciable de nuestra ideología y actitud vital como jóvenes socialistas comprometidos con el futuro de Canarias.
Desgraciadamente estos valores pasados y presentes, fueron enterrados por el posterior régimen militar indisolublemente unido a la iglesia Católica. Esta asociación oligárquica de carácter reaccionario y fascista, gobernaría España con mano de hierro durante cuarenta años sumiéndola aun más en el pasado y el aislamiento, una dictadura militar que desterraría Canarias y a sus gentes, al olvido, la pobreza y al éxodo. Irónicamente fue en estas, las afortunadas, donde comenzó el alzamiento militar contra la República electa, fue aquí donde se vivió la experiencia del régimen franquista al verse sometida al rígido control político y social de las fuerzas golpistas.
No podemos ni debemos olvidar ominosos acontecimientos cómo el durísimo sistema de racionamiento y la acción represiva en campos de concentración como Fyffes, Isleta, Gando, Los Rodeos, etc. Estas atrocidades producto del absurdo humano de la guerra, ejercerán sin atisbo de duda una reverberación psicológica cuyos efectos serán perceptibles en los habitantes del archipiélago durante décadas y de los que aun hoy quedan restos, como nombres de calles o monumentos en homenaje a los traidores.
Como jóvenes, hombres y mujeres, ciudadanos y ciudadanas socialistas, sirvan estas líneas para recordar a todos aquellos que entregaron hasta la última fibra de su ser para defender una idea, un camino de futuro, a todos aquellos republicanos y republicanas que creyeron hasta el final..en un régimen de libertad y justicia.
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